Leo en la web de El Mundo que un error en el envío de una serie de correos electrónicos a medios de comunicación ha sacado a la luz una práctica del PP en Baleares que evidencia que algunos periodistas que acuden a programas de radio y televisión reciben instrucciones del partido para argumentar a su favor en esos espacios (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/15/baleares/1363344620.html).
Esta es una práctica de la que se habla con frecuencia. No es de hoy la sospecha respecto a periodistas y tertulianos que hablan por boca de otros, en especial partidos políticos de derecha e izquierda, o empresas importantes de diversos sectores. Ahora sabemos respecto al PP, en Baleares, que es real. Debieran el PP y esos medios dar la lista con nombres y apellidos para que todos lo sepamos. Siento vergüenza de los periodistas que actúan de esta forma. Son una rémora para la profesión. No me extraña, lo intuía, pero ahora hay que exigir que se sepan los nombres y apellidos.
Respeto profundamente todas las ideologías, a todos los partidos políticos. No me estorban las opiniones de unos o de otros. Me interesa escuchar todos los argumentos en defensa de una posición política u otra. Pero quiero a periodistas que hablen por sí mismos, que defiendan sus posiciones en conciencia, de derechas, de centro o de izquierda, pero que expresen sus ideas, no que se constituyan en portavoces, interesados, de las ideas de otros. Que indigencia moral e intelectual acreditan quienes actúan de esa forma. Que daño hacen al periodismo.
Que asco me hacen sentir. E insisto, debieran hacer públicos el PP y los medios los nombres y apellidos de quienes actúan de ese modo.
Y ojo, que una cosa es que los periodistas recibamos, como debe ser, información diaria sobre los actos, agenda, intervenciones de líderes, contenido de discursos… de todos los partidos y otra bien distinta es enviar instrucciones sobre los asuntos a abordar en los medios y el mensaje a transmitir.
Ahora hay datos respecto al PP y en Baleares. La sospecha que tenemos muchos es que ocurre en toda España y con todos los partidos, sobre todo los dos mayoritarios. Y con muchos periodistas. Y, además, el sentido común dicta que estas cosas no se hacen gratis. Se cobran. Con dinero. O con prebendas. Y da asco. Mucho asco. Por lo menos a mí.