¿Ha sido justa esa medida? Veamos otros hechos.
Entre 2006 y 2008, el Banco Santander compró el Sovereign Bank en Estados Unidos. Pagó mucho más de lo que Caja Madrid pagó por el banco de Florida: 1.900 millones de dólares. Y le pasó lo mismo: el Sovereign cayó pillado por dos intermediarias americanas de hipotecas, las famosas Fannie Mae y Freddie Mac.
El Santander tuvo que hacer unas dotaciones para insolvencias de 360 millones de dólares. Y en el primer semestre de 2009, el banco norteamericano perdió 35 millones de dólares en un semestre, según informaba elconfidencial.com. En 2003, el BBVA decidió salir de Brasil. Vendió su filial a Bradesco. Perdió 244 millones de euros, según revelaba Cinco Días. Y encima salió en el momento en que Brasil estaba convirtiéndose en un tigre económico. Un desatino. ¿Cárcel para los que se equivocan?
Operaciones bancarias erróneas, empresas que se estrellan, inversiones ruinosas, novedades que fracasan… Si enviaran a la cárcel a los empresarios y banqueros que se equivocan, no habría suficientes cárceles en este país.
El juez que ha castigado a Blesa parece que no sabe mucho de economía. Bueno, los jueces no saben de economía. La prueba es que uno de los consejeros de Caja Madrid explicaba a estos jueces cómo se concedían los créditos. "Es un cálculo matemático donde entran muchas variables, su señoría, y al final aprietas un botón y sabes si puedes conceder ese crédito".
Y el juez preguntaba. "¿Me está queriendo decir que una máquina concede el crédito?". Y el otro respondía cohibido: "Pues más o menos sí, su señoría: eso pasa en toda la banca en el mundo".
Demasiado riesgo para una caja
¿Entonces Miguel Blesa no debe ser castigado? Muchos de sus pecados los cometieron casi todos los banqueros de este país en la Edad de la Codicia. Conceder créditos minimizando los riesgos de impago. Las cajas y los bancos competían para ver quién era capaz de ofrecer más dinero, a costa del riesgo.
Pero Miguel Blesa, además, cometió otro muy grave. El mismo error del cuento del los hermanos Andersen 'El rey desnudo'. Eran dos estafadores que hicieron creer al rey que podían fabricar una tela suave y hermosa, pero que esa tela sería invisible a los estúpidos. No queriendo admitir que era estúpido, el rey dejó que los estafadores le pusieran esa prenda, una prenda que no existía. Y por eso saliódesnudo a un desfile.
El pueblo se dedicó a alabarle, a hacerle la pelota, con lo cual el rey no se dio por enterado hasta que un niño le señaló y dijo. "¡Pero si está desnudo!".
Cómo flotar para hundirse
Miguel Blesa se dedicó a expandir Caja Madrid a niveles más allá de lo razonable. Compró participaciones en Endesa y Telefónica. Las vendió. Solo la venta de Endesa le reportó 2.800 millones de euros. A partir de ahí, Blesa comenzó a vivir como el rey desnudo. Se encontró con una cohorte de 'sí, señor', y nadie le avisaba de los riesgos.
Compró la Torre de Repsol (una de las Cuatro Torres de Madrid) por más de 800 millones de euros. Hoy vale menos de la mitad. No se percató del riesgo de conceder créditos hipotecarios a latinoamericanos que trabajaban en la construcción, que al hundirse este sector, tiraron las llaves y se largaron a sus países.
Blesa se dejaba llevar por aquellos que le querían vestir con el mejor traje del mundo: el de la vanidad. Comprar un Banco en Florida, comprar la inmobiliaria mexicana Su Casita (otro desastre), dar créditos al Real Madrid para comprar a Cristiano Ronaldo, a Kaká; apoyar a Martinsa… Uno de ellos era Rafael Sánchez Lozano, director de Desarollo Cororativo. Era el hombre que le traía en bandeja esas telas hermosas, y Blesa se dejó embaucar porque era nada menos que el presidente de una de las entidades más poderosas de España. Qué digo, del mundo.
"Su mayor error fue flotar en esa nube que le había creado su entorno", dice una persona que le conoce de cerca.
Ya pero era el presidente del banco y ahora debe asumir su papel. Es responsable del lanzamiento de las preferentes, de las aventuras financieras internacionales, del aumento del crédito, de la expansión, y de muchas cosas más. ¿Y era perverso hacer eso? No, claro. Todo eso habría funcionado en otra época. Pero no en medio de la mayor crisis financiera que se recuerda en muchas décadas.
Además, el pueblo tiene ganas de que alguien vaya a la guillotina. Y Blesa ya está marcado. Posiblemente para siempre.