El padre ha anunciado que se retira de la actividad empresarial. El hijo ha tratado sinceramente de convencerle de que debía conservar algun cargo, o cuando menos continuar como consejero. El padre se niega a ello.
Querido hijo:
Fue muy amable de tu parte el que quieras que me mantuviera dentro de la empresa como consejero y que continuara ocupando un cargo con una participación simbólica en los negocios. Todo el mundo tiene su orgullo; ciertamente yo no soy una exepción, y sienta bien saber que desean su presencia. Sin embargo, y a pesar de lo agradable que sería para mi seguir ahí en el futuro inmediato, no resultaría acertado dentro de una ortodoxa y juiciosa planificación a largo plazo .
Las personas que dieron orígen a empresas de propiedad familiar y las dirigen con éxito, han sabido y saben hacer bien muchas cosas, de lo contrario no hubieran llegado a donde han llegado. Supongo que por esta sola razón, me deja pasmado lo frecuentemente que éstas personas yerran al organizar la continuidad de la dirección de sus negocios.
Suelen hacer dos cosas estúpidas; cosas que en muchos casos condenan a muerte el futuro de sus empresas. Su primer error es la desgraciada convicción de que van a vivir siempre, o peor, que todavía siguen siendo unos gerentes altamente eficaces, a pesar de que caminan vacilantes apoyándose en un bastón, o en dos, y no saben a ciencia cierta en que día de la semana están. Es naturalmente, la misma viveza, tenacidad y obstinación que les sirvió para sortear toda clase de escollos mientras hacia crecer a su empresa, sólo que ahora se vuelve contra ella, porque obstruye la savia vital necesaria para su renovación y supervivencia. Y no quiero que esto se grabe en mi lápida.
En otros casos, si el fundador ha tenido el juicio suficiente para nombrar sucesor, habitualmente comete el segundo error: no le suelta la mano. No le deja sucederle. El pobre viejo insiste emitir juicios sobre todas las decisiones que toma su sucesor, y con fastidiosa frecuencia trastoca sus mejores ideas o esfuerzos. Cuando muchos chefs meten la cuchara en el mismo guiso, al final no hay quien lo coma. No hay dos personas que piensen igual, y si ambas están rivalizando por la jefatura, el resultado final es desastroso.
Los que ya llevamos un buen rato navegando por la vida hemos sido testigos de las fatigas de muchas empresas de propiedad familiar; algunas han fracasado completamente, otras han sido vendidas después de una sola generación. En demasiadas ocasiones fue por que, a pesar de haberse nombrado un sucesor bien capacitado, jamás se le dió oportunidad de que hiciera las cosas a su estilo. Para mí es uno de los espectáculos mas tristes: toda una vida de trabajo dedicado a construir sobre un erial una unidad económica viable, y que luego desaparezca ésta con su fundador. Nuestro país necesita de esas empresas para sobrevivir en los mercados internacionales, pues de otro modo acabaremos prácticamente siendo posesión total de empresas matrices extranjeras. (No todo iba a ser malo, pero bien seguro puedes estar que tampoco iba a ser tan bueno). Necesitamos que la riqueza acumulada por las empresas de primera generación, que alcanzaron el éxito, pase a las sucesivas generaciones, puesto que resulta extremadamente difícil para las empresas de segunda y tercera generación el formar capital en cantidades suficiente grandes para matener el crecimiento continuado que se precisa para convertirlas en grandes empresas de dimensión nacional. Y estas grandes empresas nacionales de propiedad privada sonesenciales para que nuestro pais tenga una estructura económica independiente.
Se ha hecho de ti el sucesor —admito que con una pequeña dosis de ayuda paternal, pero fundamentalmente debido a lo mucho y bien que has trabajado— y yo no quiero intervenir en tus actuales esfuerzos. (Tampoco quiero que nada de esto aparezca en mi lápida. Según me voy aproximando a mi cita con el Sumo Hacedor, me estoy haciendo más escrupuloso con tales cosas). Ha llegado el momento de que coseches la recompensa de todos tus años de trabajo, siendo el «número uno» en todos los sentidos. Lo mejor que he podido y sabido, he tratado de formar en tí un carácter independiente y dinámico. En mi criterio, ya lo he conseguido, pero no tendrías una sola probabilidad de florecer, si yo me quedara incordiando por ahí, sacando punta a los lapiceros y quejándome de que el cañero llega tarde.
Una de nuestras medidas más acertadas fue la de rodearnos de las mejores cabezas que pudimos reunir en los campos bancario, juridico y financiero; personas a las que se paga para que nos asesoren lo mejor que sepan o puedan dentro de sus respectivas especialidades. Siempre los encontrarás dispuestos a ofrecerte su ayuda y su interés personal por que todo te vaya bien —y no mirando por sus bolsillos, sino porque no pueden evitar el interesarse personalmente por las empresas que crecen—. Estas personas y los miembros externos del consejo de administración (empresarios muy activos dentro de este mundo en constante cambio) serán tus protectores, tus ángeles de la guarda. auténticos «padres de recambio» para ti, si quieres. La multitud de talentos y la montana de experiencias que acumulan entre todos ellos te ayudarán a salvar cualquier dificultad. Depende de ti el hacer el mejor uso de esta valiosísima ayuda. Si no lo consigues, no me hace falta una bola de cristal para predecirte que en halgún momento te veras económicamente lesionado, y mucho más de lo que hubiera sido inevitable.
La principal razón por la que te dejo solo al frente de todo es muy sencilla. Alguna mañana tu le despertarás y yo no. Tendrás que cuidar del resto de la familia durante ese periodo, pero inmediatamente después tendrá que volver a tomar las riendas del negocio. Esos primeros doce meses después de que el viejo se haya convertido en el ángel que siempre pensó que era, son cruciales. Todo el mundo se estará preguntando cómo van a ir los negocios ahora que el gran jefe se ha ido. El director del banco, los empleados, los clientes, tus amigos —y tus enemigos—, todos estarán con los ojos clavados en ti. Cada uno de ellos tiene algo que ganar o perder con nuestras empresas El director del banco, su dinero; los empleados, su puesto de trabajo; los clientes, la calidad de los productos y servicios que nos compran; tus amigos, sus buenos deseos, tus enemigos, una parte de lo que poseas. Una ligera vacilación en estos momentos puede hacer que un empleado valioso busque trabajo en otra parte; el director del banco puede ponerse nervioso y reducir tu linea de crédito cuando mas la necesitas, y por razones que nada tienen que ver con que este viejo se haya mudado de barrio.
Ahora que estoy emprendiendo ya ese gran viaje, piensa cuando más fácil te será decir a todo el mundo que echas mucho de menos a tu padre (bueno, espero que lo dirás), pero que las empresa no, porque papá ya no tenia nada que pintar en ellas desde hacia diez años (es posible que tengas que decir veinte, si tengo un poco de suerte). Piensa en lo positivo de su reacción cuando caigan en la cuenta de que eras tú y no tu padre quien estaba al frente de los empresas durante todos esos años.
De manera que hazme el favor de armarte con tu indestructible armadura de buen humor, paciencia y laboriosidad y continúa adelante con las empresas y hazlas crecer. Continuaremos con nuestras reuniones sociales, para discutír y pelear por nuestras convicciones religiosas o políticassolamente , porque sabrás, hijo, que ya no tengo ganas de seguir discutiendo contigo de cuestiones empresariales ad infinitum . Piensa, no obstante, que voy a segir acudiendo a todas las reuniones sociales que pueda con nuestros comunes amigos del mundo de los negocios y espero que me cuenten con pelos y señales lo bien que lo estás haciendo. Algunos buenos amigos me han comentado ya que eres —un buen retono del viejo roble—. Algún día podrán usar las palabras que dijo Edmund Burke en 1781: «No era un buen retoño del viejo roble, sino el roble mismo» No se como te setara esto, pero lo que es a mi me hana sentirme en la gloría
Por lo que se refiere a tu preocupación —¿Cómo va a poder este hombre separarse de los negocios después de todos esstos años?— no tengas miedo. Para empezar, tu madre ha tenido el enorme placer de disfrutar en total de dos vacaciones de invierno en los veinte años. Trato de corregir eso.
Mis casi olvidados jardines y árboles necesitan algunos cuidados y responden mejor a mis horticulturalmente verdes manos. Todavía hay legiones de peces en esos ríos del norte esperando que alguien los eche a la cesta, e incluso quedan unas pocas perdices que andan locas buscando una buena perola.
Me siento muy feliz de poder deecir que mis días de piloto no se han terminado todavía; quedan montones de sitios que no he visto aun, dentro de este maravilloso país nuestro. (No te preocupes llevaré un copiloto). ¡Pero mejor será que me deje los mandos a mi si quiere seguir siendo empicado mio.
Y para postre, tengo unos cincuenta y dos libros que no he podido leer todavía, a pesar del tiempo que llevaba buscando un hueco para hacerlo, y no cuento el volver a leer los diez volúmenes, nada pequeños, de la Historia de la Civilización , de Will Durant. Te aseguro que pretendo leer todos y cada uno de ellos despaciosamente para ponerme al corriente de todos los temas importantes de la historia y la filosofía que he echado en falta durante mi caminar.
Así que estaré muy ocupado, pasándolo bien. ¿Puedo despedirme con otro consejo más, tal vez el millonésimo de los que te he dado durante estos años? Helo aquí:
Recuerda que debes comportarte en la vida como lo haces en un banquete. Cuando se está sirviendo un manjar y llega hasta ti, extiendes la mano y cortesmente tomas una porción. Cuando sigue su camino, no lo detienes. Cuando aún no te ha llegado, no exteriorizas tu deseo de alcanzarlo, sino que esperas hasta que llegue frente a ti. Actúa asi con los niños, con la esposa, con los cargos, con la riqueza. Otra traducciónRecuerda que debes conducirte en la vida como en un banquete. ¿Un plato ha llegado hasta ti? Extiende tu mano sin ambición, tómalo con modestia. ¿Se aleja? No lo retengas. ¿No ha llegado aún? No lances desde lejos tu deseo, sino que espera a que el plato esté a tu lado. Pórtate así con los amigos, con una mujer, con los cargos y las dignidades, con las riquezas, y serás digno de ser admitido en la mesa de los dioses. El hombre que escribió estas palabra, Epícteto, vivio en los años 50 a 138 de nuestra era. Esclavo y liberto luego, probablemente pasó la vida aprendiendo y enseñando; vivió ochenta y ocho años en esta tierra y le bastaron setenta y seis palabras para exponer esta perfecta pauta de una vida dichosa y fecunda. Algo sobre lo que merece la pena pensar seriamente.
No creo en la reencarnación, pero si cuando «llegue allí» descubro que tal cosa existe , puede que pida volver como hijo tuyo. De verdad ha sido maravilloso ser tu padre. (Puedes grabar eso en mi lápida)
Con todo el amor dePapá